19.11.12

Phantasmas.
Viven en mí, los hospedo. Les ofrezco mi hospitalidad.
Pero me atraviesan, me vulneran.
Se mantienen extraños.


7.11.12

Sobre dos ruedas y con el viento en la cara, lloré. Estaba angustiada, sí, pero no parecía que las lágrimas estaban desatando ese nudo en la garganta, era otra cosa... Era una especie de reflejo, un sentimiento asociado a un recuerdo. Entonces recordé: una noche calurosa, muy parecida a esta, la noche quizás más triste que viví. Llevaba horas llorando, un mismo llanto que duró varios días. Me diste un chupetín y me llevaste a andar en bici, sin rumbo. En algún momento me compraste un helado. Me acuerdo que me reía y lloraba a la vez, con el viento en la cara, casi el mismo que el de hoy.
Después vinieron a mi memoria muchas otras noches, todas pegajosas. Como la primera vez que nos acariciamos (tal vez, también, la primera vez que fuimos acariciados). Y otras tantas.
Volví a llorar en el bondi, no sé por qué siempre ahí. Me bajé y miré el cielo, agradeciendo la brisa que corría. Me asombré de que brillaran tantas estrellas. Y por fin entendí que la canción que llevo meses cantándote, en realidad habla de mí, me habla a mí, me dice. Soy dicha por esa canción. Y sigo siendo dicha por vos, mejor que por nadie. O por lo menos esa es mi versión preferida.
 
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