El gordo siempre decía: ¿qué les habremos cargado en la mochila?
Flores quizás, sin lluvia ni soles
Ya no gritamos, fuimos callados de raíz
Nacimos con los pies en la tierra, y la cabeza un tanto más abajo
Uñas de barro, tanto escarbar y llorar buscando algo, sembrando vacíos
Nos creen dormidos, parecemos sonámbulos, pero estamos vivos
Esperando, concientes de que nunca, de que lo mejor sería cerrar los ojos y asentir
¿Y a quién carajo le importa lo mejor? Si ya somos lo peor, la escoria del futuro
Sin qué perder seguimos nadando hacia adentro, hacia el centro
donde algún día encontraremos un sol incandescente que alimente los sueños que nos queden
Nosotros, que descubrimos que en verdad escribir es romper trazando grietas en el papel,
desgarrando lo blanco y abriendo ríos de sangre negra, canales de ideas que explotarán contra las paredes de la realidad.
(Fines 2009)