En algún punto me cansaba, me aburría y me empezaba a preocupar por cómo iba a hacer para bajar (la distancia al descender siempre era más que la que había escalado). De a poquito iba encontrando escaloncitos, pero llegaba el momento en que un salto se hacía necesario, y el temor me atrapaba. No sé si era miedo de lastimarme, de no poder volver a hacer el mismo camino, o qué.
Me daba un poco de vergüenza pedir ayuda; sin embargo, mamá o papá aparecían para atajarme, y al rato estaba lista para seguir conquistando ramas.
A veces no hay colchón que amortigüe el aterrizaje, ni mano que calme la aprehensión que provoca mirar hacia abajo. "Soltar una rama para agarrar la siguiente", llevándome o dejando dudas, prejuicios y tristeza. La ansiedad de no saber qué iré a encontrar; el dolor de querer regresar.
2 comentarios:
¿Por qué regresar? Creo que uno busca bajar del árbol cunado descubre que puede volver subir. Caminar por el suelo aburre, pero a veces no hay árbol cualquiera al cual trepar, ni deseo mínimo de volver a bajar.
¡Muy bueno! No sé si me recordarás pero con mucha confianza que tengo te robé la idea. Así que pasate si querés e inaugurame el blog que sino me cago de hambre.
Buena publicacion.
¡Beso!
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