14.9.10

Los cielos diáfanos no avisan
sorprenden con su llegada
y en la primer alborada
los nervios suavizan

Ya las nubes no se erizan
y el alma, con calma renovada
no huye de la nada
y entiende lo que sus ojos divisan

Hay un viento impío
que todo ánimo templa
llevándose el gris del hastío

Es cuando esa brisa sopla
que se diluye el vacío
y el latido no acopla

1 comentarios:

Barto dijo...

Tuve que recurrir al diccionario. Te odio por hacerme sentir un innorante.

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