29.9.10

Me llega el siguiente mail:

Cartas de Lectores de La Nación del sábado 11 de setiembre de 2010

Censo e inseguridad
Señor Director:
Quería avisarles a las autoridades responsables de hacer el censo que de más está decir que no pienso abrirles la puerta de mi casa. Sinceramente, considero que todo está demasiado peligroso. Lamento muchísimo no poder colaborar en algo que seguramente es de gran importancia, pero entonces empecemos por el principio: seguridad.
Cuando las autoridades me demuestren que pueden hacer un censo con seguridad, es decir que sus identificaciones no puedan ser truchadas o que tengamos manera de saber con anticipación todos los datos del censista, la hora aproximada de llegada, etcétera, quizás pueda colaborar con todo esto. Mientras tanto, les digo a nuestros gobernantes que ya demasiados riesgos corremos a diario como para, además, tener que arriesgarnos a invitar cordialmente a un NN a ingresar en nuestra casa. Creo que en este momento de inseguridad total que vive el país es una verdadera burla a todo el pueblo argentino.

Teresa Bustillo
DNI 25.641.552

Lectora Teresa Bustillo: Estoy de acuerdo con su carta. Yo tampoco voy a permitir que nadie ingrese en mi propiedad para hacer el Censo ni voy a dar ningún tipo de información. Cualquier delincuente "infiltrado" como censista (como se infiltraban los guerrilleros en los años ´70) puede hacer "logistica" para planear robos, asaltos o secuestros extorsivos. Siempre me gusta cumplir con mis obligaciones de Ciudadano pero en este caso, la seguridad de mi familia está primero.

NN: Tenemos que hacer una cadena de mails, para que nadie, o por lo menos la gran mayoría, acepte ser censado, por dos razones: por la inseguridad, como dicen las lectoras en sus cartas y tambien como para avisarle al Gobierno, que no vamos a brindar nuestros datos para que sean manipulados por Moreno, que, a esta altura, ya debe estar cargando las computadoras. Que esto sirva como ejemplo del repudio de la ciudadanía a un gobierno mentiroso e insensible.
Lo leo varias veces para asegurarme de que no estoy delirando. Me contengo de reenviar el mail con una sarta de puteadas. Vuelvo a analizar lo que está escrito.
La señora Bustillo no entiende muy bien de qué sirve un censo, ni cómo puede hacerse, dado que no es necesario que el censista ingrese a su casa. Exceptuando la parte de infraestructura (en la que el censista deberá confiar en el testimonio del censado), absolutamente todo el censo puede hacerse en la vereda, por la ventana, por portero eléctrico, etc. Si que se intente cumplir con las fechas estipuladas para censo (cada 10 años) es una burla, la señora tiene un sentido del humor muy extraño.
Quien responde a continuación no queda clario si es el Sr. Mitre u otro lector despistado, porque lo que dice es realmente increíble. Con la información que se recolecta en el censo lo que menos puede hacerse es "logística" para delinquir, a no ser que el señor tenga lingotes de oro por el living de su casa. Y la aclaración como se infiltraban los guerrilleros en los años ´70 es un claro error, quiero creer. O sea, los militantes de Montoneros por poner una agrupación, se hacían pasar por censistas para desarrollar estrategias subversivas... y robarte la tele. Ehh, no me cierra. Quizás lo que esta persona quiso decir es que los milicos, que este diario apoyó siempre, entre otros tantos delitos de mayor gravedad, afanaban a rolete. De todas formas, ¿qué tiene que ver con el censo?
Y la última carta la remata: sabotear el censo como manifestación contra el gobierno. Perdón por la aclaración, pero el censo no es una propaganda que el oficialismo despliega a lo largo y ancho del país con el afán de convertir pobres inocentes al kirchnerismo. De hecho, es una de las obligaciones de cualquier gobierno.

Sigamos reclamando seguridad, apoyemos la baja en la edad de imputabilidad, pidamos mano dura, a ver a qué demonios les abrimos la puerta. El señor censista al que el miércoles 27 vamos a echar de nuestra casa es un pan de dios al lado de todo lo que con consignas tan confusas y miradas estrechas y necias estamos invitando a entrar en nuestro país. ¿Quiénes son los infiltrados? Quizás los agentes manipuladores que siembran confusión y pánico en diarios como La Nación.

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